El masaje no sólo tienes un efecto mecánico, es decir, que se limita a la aplicación de un estímulo físico a una zona muy concreta del cuerpo. La finalidad terapéutica va mucho más allá ya que también se puede contar entre sus efectos, los de origen psicológico.
Cuando te apliques un masaje para calmar un dolor de nuca o de espalda, a causa la tensión acumulada después de varias horas delante del ordenador o de estar estudiando, notarás que el alivio físico viene acompañado de una sensación de bienestar y relajación.
Los efectos más evidentes de la correcta aplicación de un masaje
Activa la circulación sanguínea, aumentando la velocidad del torrente sanguíneo, ya que los vasos se vuelven más flexibles. También tiene un efecto positivo en la circulación arterial, mejora la tonalidad cutánea y nivela la temperatura corporal.
Los masajes relajan y tonifican el sistema nervioso. El contacto con la piel promueve el masaje, activa las células nerviosas (neuronas) y , al mismo tiempo, estimula el área sensitiva del cerebro.
El estado de ánimo también se ve reflejado porque el masaje aumenta la relajación y, por lo tanto, disminuye el nivel de ansiedad y se reduce el estrés.
Redacción ZigmaZ
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