Johan Castillo, caraqueño de pura cepa, desde pequeño fue un apasionado del dibujo, pintar y diseñar siempre le interesó, tanto como su pasión por la esgrima, deporte al que dedicó mucho tiempo y esfuerzo.
Fue ese interés constante por las artes lo que lleva a Johan a estudiar Diseño Gráfico a nivel universitario y es en ese proceso es cuando descubre el mundo de la tinta.
Con no poco esfuerzo adquiere su primer kit de tatuajes y comienza así su búsqueda de un ‘Tutor’ que lo adiestre en el arte del tattoo. Una tarea que él mismo confiesa resultó muy compleja, ya que los tatuadores del momento no querían ‘revelar’ sus técnicas, siendo en exceso celosos de sus conocimientos en el área.
Pero eso no lo detuvo, al contrario, se las ingenió y por cuenta propia aprende a tatuar y llevar las técnicas de dibujo y el diseño que él dominaba, al campo del tatuaje de forma empírica.
Armó en su casa su primer estudio y fue trabajando, investigando para pulir su técnica, hasta que consiguió realizar trabajos de gran calidad, llegando así a su primer estudio profesional el cual se ubicaba en un mini centro comercial. Pero para Johan nunca hay un techo, tiene una sed constante de aprendizaje, de perfeccionamiento, de experimentación, que le ha permitido crecer rápidamente en el arte del tatuaje.
Su pericia le llevó a Orishas Tattoo, estudio donde duraría aproximadamente uno dos años de su carrera, dándose a conocer cómo artista y viajando como invitado a diferentes países. A la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, por su gran amigo Henrry Bravo, quien lo invita a formar parte de su equipo de trabajo en el Nuclear Tattoo Studio, en el cual permaneció por dos años, siendo de gran valor profesional para su crecimiento como artista. Es así como llega la invitación del estudio de Arts Ink en Suecia y otros estudios, así como también su participación en diversas convenciones (Expo Tattoo), tanto nacionales como internacionales, obteniendo algunos reconocimientos y la oportunidad de interactuar con grandes artistas como Yomico Moreno, Miguel Ameliach y Allen Brun, quienes le brindaron un poco de sus conocimientos para lograr entender mucho más ese arte.
A finales del año 2018 logra llegar al mejor estudio de artistas de Venezuela: Loyalty Tattoo Studio donde sigue trabajando en la actualidad.
Hablando del desarrollo de su talento, Johan comenta: ‘Mis metas cambian constantemente, cuando logro una, enseguida surge un nuevo objetivo a corto plazo, lo cual me lleva a un continuo crecimiento y eso se refleja en mi trabajo, siempre busco que cada tatuaje sea mejor que el anterior’.
Con información de Nota de Prensa