Implantes cerebrales, vidas más largas, seres humanos modificados genéticamente: para los profetas del transhumanismo, la evolución científicamente asistida de los seres humanos más allá de nuestras limitaciones actuales, es solo una cuestión de tiempo.
Pero muchos científicos insisten en que algunos problemas no se resuelven tan fácilmente.
Tarde o temprano, argumentan, el movimiento que se cristalizó en la cultura del «poder» de la década de 1980, California golpeará la pared de ladrillos de lo científicamente imposible.
La controversia más reciente fue en noviembre, cuando el científico chino He Jianjui afirmó haber creado los primeros bebés modificados genéticamente del mundo, que según dijo eran resistentes al VIH.
La reacción violenta de la comunidad científica hizo que se suspendiera su trabajo, ya que se plantearon preguntas no solo sobre la calidad de la ciencia, sino también sobre la ética de la investigación.
Pero el sueño transhumanista no es nada nuevo, dice Marc Roux, presidente de la Asociación Francesa de Transhumanistas (AFT).
«Apareció cuando nos dimos cuenta de que podíamos tomar decisiones consideradas para utilizar técnicas para intervenir en nuestra evolución biológica», dijo.
Algunos de los gigantes de la tecnología de hoy parecen tener una visión similar.
Google reclutó al científico informático Ray Kurzweil, una de las principales figuras del movimiento transhumanista. Y está respaldando a Calico, una compañía de investigación dedicada al uso de la tecnología para ayudar a las personas a vivir vidas más largas y sanas.
Y Elon Musk, el multimillonario fundador de Tesla, creó Neuralink en San Francisco para desarrollar «interfaces de máquina-cerebro implantables para conectar a los humanos con las computadoras».
Blay Whitby, que estudia las implicaciones éticas de la investigación transhumanista en la Universidad de Sussex, Inglaterra, se muestra escéptico. «Algunos transhumanistas me firman sus correos electrónicos con consignas como ‘La muerte ahora es opcional’ o ‘La primera persona que vive con 500 ya ha nacido'», comenta. «Son claramente más optimistas que yo». – El derecho a experimentar. Los escépticos apuntan a las montañas que la ciencia todavía tiene que escalar. Toda una serie de ensayos clínicos no ha logrado encontrar una cura para la enfermedad neurodegenerativa del Alzheimer, que afecta a los años finales de muchas personas. La esperanza de vida en realidad ha caído en algunos países, como los Estados Unidos
Redacción ZigmaZ