Cosas que pensamos en una boda, pero nunca lo decimos en voz alta

Redacción ZigmaZ
By Redacción ZigmaZ 4 Min Read

PayPal donacion

El problema de las bodas es que no se critican. O por lo menos no en voz alta. Y lo siento, pero ni todos los enlaces son tan especiales, ni los novios son la mejor pareja del mundo, ni la finca en la que se están casando es la mansión de Mariah Carey. Así pues, queridos asistentes a las bodas, os reto a que me juréis que jamás habéis hecho los siguientes matices por si no queréis llamar a las cosas por su nombre el día posterior a un casamiento que diría Niña Pastori.

Ellas también criticaron alguna que otra boda

“No me ha gustado nada el vestido de la novia”.


Hosting para tu web

La versión educada que habréis oído es la de “yo no me lo pondría porque no es mi estilo, pero a ella le queda bien”. Mira, amiga. Si no te gusta el vestido, no te gusta. Punto. Vale que no se lo digas a la cara más bien no se lo digas nunca, pero tampoco te pases la boda comentando con unos y con otros el buen gusto que tiene.

No todas las novias están guapas, lo siento

“Ha sido la ceremonia más larga y lenta de toda mi vida”.

En la actualidad, lo de que durante la ceremonia hablen hasta las mascotas es algo que se ha puesto muy de moda. Da el pistoletazo de salida el que casa a la pareja (cura, concejal, amigo…) y después comienza un desfile de discursos que ríete tú del del Rey en Navidad. El mejor amigo del novio, la mejor amiga de la novia, la niñera, el primo, su tía Isabel la del Y tú solo quieres que esa pesadilla termine ya.



“Pues para lo que hemos pagado, la comida estaba regulera”.

¡Ajá! Un clásico que todos piensan y nadie verbaliza. No nos engañemos. Estás pagando un dineral por la boda (al regalo tienes que sumarle el alojamiento, desplazamiento, el estilismo…) y te has quedado con hambre. No solo eso, sino que los platos no te han gustado demasiado.

Estás deseando llegar a casa y comerte un plato de pasta… y lo sabes.

“Ya podrían haber puesto algo de tabaco”.

Cuando era pequeña, recuerdo ir a las bodas de los amigos de mis padres y ver correr los cigarros y los puros por las mesas como alma que lleva el diablo. Ahora no. Ahora si fumas, te lo pagas tú. ¿Alcohol sí, pero tabaco no? No me convence.

Y ahora que levante la mano quien nunca jamás de los jamases haya pensado algo así de cualquiera de las muchas bodas a las que haya acudido. Ajá, lo que me temía. Pero dejadme deciros una última cosa. No es malo tener estos pensamientos. Es normal que no nos gusten muchas de las cosas que vemos en otras parejas o en otras ceremonias que no sean la nuestra. Ya sabéis eso que dicen del grano de paja en el ojo ajeno…

Porque amigos, parafraseando a Forrest Gump: “Las bodas son como una caja de bombones, nunca sabes la que te va a tocar”. Pues eso. Lo importante es que no compartas tus pensamientos con la novia (sobre todo si, además, es tu amiga).

Con información: Grazia

 

Share This Article
Leave a comment

Deja una respuesta