Durante años, la lucha contra las caries se ha centrado principalmente en la reducción del consumo de azúcar. Sin embargo, recientes estudios y alertas de expertos en salud bucodental han revelado que los alimentos ricos en almidón también juegan un papel clave en el desarrollo de esta enfermedad dental, una de las más comunes en el mundo.
Según un artículo publicado por QPasa , el almidón, presente en alimentos como pan, arroz, pastas y papas, puede contribuir significativamente a la formación de caries. Esto se debe a que, al entrar en contacto con la saliva, el almidón se descompone en azúcares simples, que alimentan a las bacterias que habitan en la boca, como el Streptococcus mutans.
Estas bacterias, al metabolizar los azúcares, generan ácidos que desgastan el esmalte dental, debilitándolo progresivamente hasta formar cavidades. Lo que pocos saben es que algunos almidones, especialmente los procesados y refinados, pueden ser incluso más dañinos que ciertos tipos de azúcar, debido a que su textura pegajosa permite que permanezcan por más tiempo adheridos a los dientes.
Pastas, galletas y papas: ¿nuevos enemigos de la sonrisa?
El portal Infobae también se hizo eco de esta preocupación en una nota reciente, en la que se destaca que productos como cereales, galletas saladas, papas fritas y otros snacks almidonados suelen ser consumidos con frecuencia, pero pocas veces son identificados como peligrosos para la salud dental.
A diferencia del azúcar, cuya amenaza es bien conocida, el almidón tiene una reputación «inocente». Sin embargo, la doctora Claire Stevens, portavoz de la Asociación Dental Británica, explicó que estos alimentos no solo se convierten en azúcar, sino que su consistencia permite que se adhieran fácilmente a las superficies dentales y queden atrapados en las fisuras de los molares, aumentando el riesgo de caries si no se realiza una adecuada higiene bucal.
“Tradicionalmente, se advirtió que el azúcar es el principal enemigo de la salud dental, pero ahora sabemos que el almidón también puede tener un impacto negativo dependiendo del perfil genético de cada persona”, aclaró Angela Poole, profesora de nutrición molecular y autora principal del estudio.
“Eso es lo que queríamos saber en este experimento. ¿Qué sucede en la boca si alguien come almidón y si la respuesta es diferente si el número de copias es alto o bajo? (…) Lo que encontramos fue que hay otras bacterias involucradas en estos procesos y que los cambios dependían de AMY1 (la amilasa salivar) ”, acotó.
Por otra parte, se certificó que bacterias, como Atopobium y Veillonella, son menos abundantes en personas con un mayor número de copias de AMY1.
La evidencia científica crece
Un artículo de Newsweek en Español cita investigaciones recientes que respaldan esta afirmación. Uno de los estudios destacados fue publicado en The Lancet y sugiere que las dietas altas en carbohidratos fermentables (como el almidón procesado) tienen una asociación directa con el desarrollo de caries dentales, especialmente en niños y adolescentes.
El estudio remarca que la frecuencia de consumo es más dañina que la cantidad, es decir, comer pequeñas porciones de alimentos con almidón a lo largo del día puede tener un efecto más perjudicial que consumirlos en una sola comida, ya que las bacterias tienen un suministro constante de alimento para producir ácidos.
¿Cómo protegerse de las caries?
La buena noticia es que la prevención sigue siendo efectiva. Los especialistas recomiendan:
- Cepillarse los dientes al menos dos veces al día con pasta dental con flúor.
- Usar hilo dental para eliminar residuos entre los dientes.
- Enjuagarse con colutorios bucales sin alcohol para complementar la limpieza.
- Reducir el consumo de snacks entre comidas, en especial los procesados con almidón.
- Optar por alimentos naturales ricos en fibra, que ayudan a limpiar los dientes de forma mecánica.
- Visitar al odontólogo con regularidad para chequeos preventivos.
- Una nueva mirada sobre la dieta y la salud oral
Estos hallazgos invitan a replantear las estrategias de salud pública y las campañas educativas en torno al cuidado dental. Limitar el azúcar sigue siendo fundamental, pero ahora también se debe prestar atención a la calidad y tipo de carbohidratos que consumimos, especialmente aquellos que pasan desapercibidos como factor de riesgo.
En definitiva, cuidar la salud bucodental va más allá de evitar dulces: también se trata de comprender cómo funcionan los alimentos en la boca y cómo sus efectos invisibles pueden dañar a largo plazo nuestra sonrisa.
Redacción Zigmaz