Giancarlo Gedler es un diseñador de moda al que han reconocido como la figura más innovadora en los últimos años en el mercado de la moda en Miami.
Rompiendo los esquemas de lo que está in, sus líneas logran desligar a mujeres y hombres de las prendas que limitan su libertad de movimiento, devolviéndoles un toque de glamour, unido a la espontaneidad que todos quieren tener en los tiempos modernos.
A sus veinte y pocos años ya era considerado uno de los asistentes más confiables tras bambalinas de los desfiles de las Semanas de la Moda de New York. Allí fue parte esencial de las puestas en escena de las aplaudidas pasarelas de diseñadores inmensamente conocidos, como Oscar de la Renta, Isaac Mizrahi, Donna Karan, y las revolucionarias Carolina Herrera y Agatha Ruíz de la Prada, entre otros.
De cierta forma, ha sido el mundo el que ha alimentado su creatividad. Su pasión por diseño compagina muy bien con su placer por viajar a lugares recónditos, donde se deja envolver por la arquitectura local y el lujo de lo simple y lo divino.
Ha sido a lo largo de casi dos décadas de recorrer a paso lento los cinco continentes que Giancarlo descubrió su inspiración para fusionar el estilo ecléctico, con el día a día de la vida.
Nacido en Caracas, Venezuela, supo desde pequeño que su primer destino internacional sería el Fashion Institute of Technology en la gran manzana. Allí aprendió sus primeras técnicas de dirección de arte fotografía para revistas y editoriales. Se graduó como Comunicador Visual.
Definitivamente la capital del mundo lo preparó para su siguiente gran paso: Miami, a donde anhelaba llegar para rodearse del calor latino. Desde allí trabaja en su estudio creando sus colecciones bi-anuales para hombre y mujer bajo su propia marca Haus of Gelder®, y presta sus servicios como consultor de producción de eventos de moda.
Él mismo explica que sus diseños tienen un alma holística. Esto quiere decir que cada una de sus prendas, ya sea que hagan parte de sus colecciones o sean un diseño completamente personalizado, nace al unir su creatividad con la esencia de la personalidad de sus clientes.
“No trato de vender un estilo o algo que ya está hecho y que le sirva a todo el mundo así porque sí. Quiero que mis clientes puedan también sentirse cómodos expresándose ellos mismos, sin perder mi propia identidad como diseñador”, dice.
Su meta como diseñador se resume sutilmente. “Trato de ponerme en los zapatos de mis compradores para entenderlos. Cuando los veo, les dedico una buena parte del tiempo para conocerlos y así poder determinar lo que tienen en mente y lo que los hará sentirse más allá que seguros… ¡Mas bien, magníficos!”
Su meta, asegura, no es imponer lo que le parece correcto para cada quien, sino ayudar de manera individual a que cada ser humanopueda vestir la pieza que mejor se acomode a su estilo.